Como suele hacer cada vez que la acosa una situación conflictiva, Elisa Carrió eligió el calor de su círculo íntimo para esperar las horas que la separan del juicio por calumnias e injurias que la tendrá en el banquillo mañana y tras el que quedaría en serio riesgo de ir presa en el futuro. La líder de ARI está recluida en su departamento de la avenida Santa Fe y prepara los argumentos con los que hará frente a las preguntas del tribunal y de la acusación que lleva adelante el empresario Héctor Antonio, hijo del conocido hombre de negocios del peronismo, Jorge Antonio. Sólo la acompaña su abogada Mariana Stilgman. Por las acusaciones, Antonio reclama una indemnización de 300.000 pesos. El caso. Las supuestas calumnias e injurias habrían sido dichas en 2004 cuando Carrió denunció la muerte del empresario pesquero Raúl Espinosa. En aquel momento, la candidata a presidenta de ARI hizo por primera vez público el nombre de Claudio Uberti, el ex funcionario y operador de la relación con Hugo Chávez desplazado del gobierno de Néstor Kirchner por el escándalo de la valija. La dirigente describió entonces a Uberti como uno de los "recaudadores" de fondos para las campañas electorales del kirchnerismo. Sin acceso. Tal como ocurre por estas horas alrededor de Carrió, la audiencia de mañana se hará en un clima de estricto hermetismo. A la sala sólo podrán ingresar las partes y sus asistentes. Del otro lado de la puerta quedarán tanto las cámaras de televisión como el público en general. Dentro de la sala, Carrió deberá responder a las preguntas de los jueces y de los abogados de Antonio encabezados por Jorge Sandro, ex letrado de Alfredo Yabran. Los jueces también escucharán a los testigos que llevará la acusación, los periodistas Mariano Grondona, Luis Majul y Andrés Klipphan. Ultimas palabras. El suspenso sobre cuál será el destino de Carrió no durará demasiado. En la próxima audiencia, prevista para la semana que viene, el tribunal escuchará los alegatos y leerá la sentencia. La líder de ARI no piensa desperdiciar esta instancia. Va a hacer pleno uso del derecho a "las últimas palabras" antes de que se conozca el veredicto, según adelantaron sus allegados a LANACION.com. Justamente, en este último "discurso" ante los jueces trabaja por estas horas. "Está tranquila. Sabía que se venía el juicio y esa fue una de las razones por las que renunció a su banca de diputada a principio de año, para no tener fueros y para enfrentar esto como una ciudadana común. A pesar de todo, confía en la Justicia", contó a este medio uno de los miembros de su círculo más íntimo. Juicios pendientes y riesgo. El juicio se originó cuando Carrió señaló a Antonio y al empresario español Fernando Alvarez Castellanos como supuestos instigadores del crimen de Espinosa, que fue muerto a balazos en Puerto Madryn. Alvarez Castellanos y Antonio son propietarios de la pesquera Conarpesa y, según Carrió, aspiraban a quedarse con los permisos de pesca de la pesquera San Isidro, cuyo dueño era Espinosa. A este juicio se suman otros dos por los mismos delitos, circunstancia que pone en peligro la candidatura de Carrió a la presidencia. Ocurre que la primera condena penal por esos delitos suele ser de prisión en suspenso; es decir, de no cumplimiento efectivo. Pero el precedente dura dos años, o los años que dure la condena, y coloca al condenado en la certeza de ir a presión efectiva ante la segunda condena. Carrió enfrenta procesos similares al que empieza mañana, impulsados por Alvarez Castellanos y por el ministro de Planificación, Julo De Vido, que todavía no llegaron a la instancia oral.
Lucrecia Bullrich De la Redacción de LANACION.com
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