Fabiana Ríos, un triunfo con sabor a hazaña

Un abrazo interminable. Y otro. Y otro más, mientras las lágrimas van cayendo y se hacen incontenibles. Hay gritos, aplausos y olor a hazaña política en esta ciudad de viento y nieve que acaba de asistir a un verdadero terremoto político. Fabiana Ríos no siente el frío, mientras a 3000 kilómetros de distancia, en Buenos Aires, su jefa política, Elisa Carrió, está exultante por haberle propinado tamaña derrota al presidente Kirchner, que no podrá olvidar este domingo fácilmente. Apenas han pasado las 20 y la diputada y candidata de ARI ya ha ganado, aunque tendrá que esperar hasta el 10 de enero para asumir como gobernadora de Tierra del Fuego. Logró lo que pocos creían: vencer por casi cinco puntos porcentuales al candidato de la Casa Rosada, el gobernador kirchnerista Hugo Cóccaro, y convertirse en la primera mujer de la historia argentina elegida por el voto para cumplir con un cargo ejecutivo. Según los datos oficiales del escrutinio provisional, la fórmula Ríos-Bassanetti obtuvo el 52,05 por ciento (31.539 votos) contra el 47,08 de Cóccaro-Bertone (28.528 sufragios). También para Carrió llegó el tiempo de revancha: por primera vez desde su fundación, la fuerza que fundó en 2001 ganó una gobernación, una proeza que otras terceras fuerzas no pudieron lograr. En la historia electoral argentina ni el Partido Intransigente ni la Ucedé lograron instalar, en su apogeo, a un hombre propio en la casa de gobierno de alguna provincia. Sólo el Frepaso logró ubicar como jefe de gobierno a Aníbal Ibarra en las elecciones porteñas de 2000. En el caso de una mujer, la que más cerca estuvo de lograr esa meta fue Graciela Fernández Meijide en la provincia de Buenos Aires, finalmente postergada por el peronista Carlos Ruckauf, en 1999. La hazaña de Ríos tiene otra lectura. La victoria de uno de los cuadros políticos más importantes también vuelve a poner en carrera a Carrió para las presidenciales de octubre. "La tendencia es imposible de revertir. Quiero agradecerles a la militancia de ARI ( ), a los metalúrgicos, policías, a los trabajadores que no tuvieron miedo a pesar de todo lo que les dijeron", afirmó la gobernadora electa en un atiborrado salón céntrico, dónde se congregaron militantes, simpatizantes y dirigentes de ARI nacional. La frase remitió hacia las presuntas amenazas recibidas por empleados públicos y privados para que votaran a Cóccaro, una estrategia denominada "la campaña del miedo" por ARI provincial. "Quédense tranquilos, no tengan ningún miedo. Vamos a gobernar los trabajadores, también para los militantes de otros partidos políticos", agregó Y afirmó, como si ya estuviera en funciones: "Esto que fue tomado como una pelea histórica de ARI es una pelea histórica del pueblo fueguino, que se cargó la transformación en la espalda", afirmó la candidata mientras los militantes empujaban contra la improvisada mesa que ocupaban Ríos y Gustavo Longhi, su esposo y concejal arista en esta ciudad. Gesto También hubo un gesto conciliatorio hacia el presidente Kirchner. "Le voy a pedir una audiencia", afirmó cuando LA NACION la consultó sobre la relación institucional que deberá tener con el gobierno nacional. "El mensaje para el Presidente es el de transformación institucional. La gente quiere ser oída", agregó. El propio gobernador Cóccaro reconoció la derrota pasadas las 20.30. Lo hizo de manera inusual: llegó al búnker ganador con la sola compañía de sus hijas y le dio un beso y un abrazo a la ganadora. "Ganó en buena ley y vine a garantizarle una transición ordenada", dijo Cóccaro a LA NACION luego de superar el enjambre de periodistas que lo rodeaban, al tiempo que negó que esté en sus planes adelantar la entrega del poder, aunque los indisimulados problemas internos del PJ ya comenzaron a resurgir (ver aparte). La votación de ambos contendientes dio inequívocos indicios de lo que pasaría horas después. Con una ciudad con nieve en las calles, en los techos de las casas y en los postes de electricidad, el gobernador llegó a votar apenas pasadas las 11, a la escuela número 14, en la zona céntrica de la ciudad. Se lo notaba muy serio y con poco ánimo para enfrentar a los periodistas. Junto a su pareja, Marcela Galinovski, y su hija Soledad repitió el ritual de la semana última, aunque intentó dar una imagen de tranquilidad tomándose unos mates mientras esperaba su turno en la fila. Cóccaro almorzó con sus íntimos en el restaurante El Colonial, pasó un rato por su casa y, pasadas las 18, comenzó a reunirse con militantes para seguir los resultados. "Siempre ha habido elecciones parejas en esta provincia. Cualquiera de los dos candidatos puede ganar", advirtió a los periodistas. Media hora más tarde, Ríos daba una imagen opuesta. Sonriente, llegó a sufragar a la escuela 23 del coqueto barrio AGP junto a su esposo y se prendió de buen ánimo en el diálogo con la prensa. Su discurso era, prácticamente, el de una gobernadora electa. "Resultado contrario" "La campaña del miedo puede llegar a tener el resultado contrario al esperado", profetizó. También habló al imaginar un diálogo con Néstor Kirchner en caso de ganar. "Debe haber diálogo, tanto con el gobernador que se va como con el Presidente, que tal vez también se vaya", le dijo a LA NACION con una sonrisa pícara. Ríos almorzó junto a sus hijas, Victoria y Betania, y más tarde recorrió centros de votación. La fiscalización era una de sus máximas preocupaciones, una tarea en la que colaboraron algunos de los jóvenes en los que Carrió más confía: el diputado nacional Fernando Sánchez, Maricel Moro y Paula Oliveto. Fueron también ellos los que llegaron para festejar, y acompañaron a la gobernadora a recorrer la ciudad en una loca caravana que se extendió hasta la madrugada.

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